Jaroslav Seifert
Entrevista realizado por Monika Zgustová, em 1985, publicada no site http://www.nexos.com.mx (01/05/2015)
La literatura checa se reduce entre nosotros a dos o tres nombres, a los que recientemente se agregó el de Jaroslav Seifert (1901), quien desde hace muchos años ha tenido en su país un nutrido público lector, gracias a sus versos ligeros, brillantes y musicales, que evolucionaron de una inicial voluntad proletaria a la simplicidad con que expresa un sentido de la realidad muy próximo a la canción popular, lo que no le impidió aproximarse a las vanguardias europeas en su época poetista. La presente entrevista fue hecha especialmente para El País y viene acompañada por un par de poemas obtenidos del libro The Linden Tree: An Anthology of Czech and Slovak Literature, 1890-1960 (Artia, Praga, 1960), editado por Mojomír Otruba y Zdenek Presat.
Usted es el primer checo a quien se le otorga el Premio Nobel de Literatura. ¿Qué reacción le ha causado?
Seifert: Estoy muy contento, sobre todo por el hecho de poder promocionar la literatura checa por todo el mundo. Junto con mi nombre, se habla y se traducen ahora otros poetas y prosistas checos. Sí, para mí este premio ha servido para que en el extranjero se interesen más por nuestra literatura.
-¿Qué experimentó cuando supo que era el premio Nobel?
Seifert: Bueno, la verdad es que no estaba demasiado sorprendido. Con esto no quiero decir que lo esperaba, no. Pero en cierto modo estaba prevenido, porque hace unos tres años me propusieron para el premio el escritor norteamericano Arthur Miller, el poeta francés Louis Aragon y mi gran amigo Roman Jakobson, el lingüista de origen ruso-judío.
-¿Cómo fue su amistad con Jakobson? ¿Dónde se conocieron?
Seifert: El se refugió en Praga en los años veinte y vivió aquí. Nos veíamos con frecuencia en las tertulias literarias, que abundaban en aquella época, y también en cenas y fiestas entre amigos. Era un gran hombre, de una inteligencia fuera de lo común, además de ser muy ameno, simpático, alegre y con mucho sentido del humor.
-En su libro de memorias. Toda la belleza de mundo cuenta, como una anécdota de su adolescencia, que había querido ser pintor, que se dio cuenta de que la poesía le atraía más. ¿Qué sucedió exactamente? ¿Cómo fueron sus inicios poéticos?
Seifert: El arte plástico siempre me ha cautivado, antes y ahora. No sé si hubiera sido un buen pintor. Pero empecé a encontrar mayor facilidad de expresión en la palabra escrita. Escribía desde que era muy joven pero era malo, malísimo horrible.
-¿Cuál fue el origen del Seifert que hoy se conoce?
Seifert: Fue, más que nada, mi encuentro con el poeta checo S. K. Neumann lo que influyó enormemente en la evolución de mis poemas tempranos.
-¿Hay algunos otros poetas, checos o no, que usted lea con predilección?
Seifert: Leyendo la poesía checa es cuando más disfruto, sea Mácha, Vrchlicky, Holan, Nezval u otros. ¿La poesía de fuera? Sí, he leído mucho, pero no la siento de la misma forma que la nuestra. En una época me gustó mucho Apollinaire, y Verlaine, claro.
- ¿En cuanto a la prosa?
Seifert: Sí, leo de cuando en cuando, pero menos que poesía. Lo que más me ha llamado la atención últimamente es El Gato pardo, de Tomaso de Lampedusa. íQué libro tan prodigioso! Y la versión cinematográfica de Visconti también está muy bien hecha, es uno de los pocos casos en que una película hecha a partir de una obra literaria está al nivel del original.
- En sus poemas habla con admiración de Bach, de Mozart… ¿Qué papel tiene la música en su vida?
Seifert: No puedo imaginar mi vida sin música. En un concierto la escucho con pasión, totalmente cautivado. Adoro a Mozart. Ya sé que esto no es muy original, pero es así. Y claro, quiero muchísimo a nuestros músicos. A través de Smetana, y sobre todo de su ópera La novia vendida, he aprendido a amar a mi país, a mi pueblo y a su arte. Hubo una época en que iba a ver esta ópera en secreto, porque mis compañeros no aceptaban otra música que la vanguardista y se hubieran enojado. Desde pequeño me fascinan los oratorios de Dvorak, especialmente Santa Ludmila y el Stabat Mater. Me conmueven las arias cantadas por Enrico Caruso. También escucho a los modernos: Bartok, Honegger, Hindemith, Suk y Martinu. Pero a quien adoro es a Mozart.
- ¿Y el arte?
Seifert: Pues… nuestra escuela del siglo pasado; y de este siglo, mi gran amigo fallecido hace siete años, Jan Zrzavy. Me interesa la arquitectura… Hay un arquitecto español, de Barcelona, que me parece fabuloso, Gaudi. Me han hablado mucho de sus construcciones en Barcelona, una ciudad que me parece fuera de lo común, con su estilo modernista, salpicada de casas de este originalísimo Gaudí. Y está situada al lado del mar… También me había contado un amigo, el escritor Karel Capek, que Sevilla es preciosa, con su enorme catedral y hormiguero de casitas blancas.
- Sin embargo, no parece ser usted un gran viajero, sino más bien alguien apegado a su ciudad.
Seifert: Así es. Yo no he viajado mucho. A mi lo de viajar no me interesa excesivamente, tengo toda la inspiración aquí: las flores, los barrios antiguos de Praga, las muchachas checas… ¿Qué más quiero?
- ¿Ha sido así siempre?
Seifert: Hombre, cuando era joven, en los años veinte, fui a París. La ciudad me gustó mucho, pero no tanto como Praga; me sentía nostálgico. En aquella época inventamos, con el crítico literario Karel Teige, el poetismo, una tendencia literaria checa paralela a los movimientos vanguardistas europeos. Fue un periodo estupendo.
- ¿Cuál fue la época más feliz de su vida?
Seifert: Aquella misma. Era joven, alegre, despreocupado. Tenia entusiasmo… Vivía en un ambiente de alborozo. Praga
- ¿Participó también en el surrealismo checo?
Seifert: Yo personalmente no, pero el movimiento era importante aquí en Bohemia. Breton, que abrió al mundo las ventanas del surrealismo, estuvo muy influido por Karel Teige, y por el poeta Vitezlav Nezval. Breton mismo venía a Praga, a veces con Paul Eluard, para discutir el programa filosófico y político del surrealismo.
- Da la impresión de que en la Europa occidental la poesía se lee poco; en todo caso, menos que en la Europa central y en Checoslovaquia en particular. ¿Cree usted que esto es cierto?
Seifert: Por supuesto. El pueblo checo siempre ha necesitado la poesía, incluso en los momentos difíciles de las guerras y en tiempo de las ocupaciones, o quizá tendría que decir especialmente en esos momentos. íQué han sido muchos desde siempre!
- En su opinión, ¿qué futuro tiene la poesía?
Seifert: No lo sé. Claro que me gustaría tener la esperanza de que la gente siempre necesitará la poesía, pero quien sabe…
- ¿Qué opina usted de la vitalidad de la literatura universal?
Seifert: No tengo una opinión clara, porque aquí llega muy poca cosa.
- Se habla con frecuencia de Franz Kafka y de Jaroslav Hasek como dos escritores nacidos en Praga que han dado un paso decisivo en el desarrollo de la novela moderna. ¿Cuál de los escritores checos, según usted, ha podido influir en la literatura universal?
Seifert: Para mi, Kafka no es checo, porque escribía en lengua alemana, y Hasek personalmente no me gusta, así que prefiero no opinar. Tal vez Karel Capek ha agregado temas importantes a la literatura.
- En su opinión, ¿qué importancia tiene su generación dentro de la poesía checa?
Seifert: Decisiva. Ha introducido tanto formas como temas nuevos, antes impensables.
- Su poesía está impregnada de la nostalgia del tiempo pasado. ¿De qué manera experimenta usted esta sensación?
Seifert: Desde niño me ponía triste al pensar en el paso del tiempo. Esperaba con ansia los días alegres o festivos del año, pero una vez que se acercaban ya me sentía infeliz pensando que pasarían rápidamente.
- ¿O sea, que usted prefiere la esperanza a la vivencia real?
Seifert: Exactamente. La única excepción es cuando te enamoras, porque entonces tienes la sensación, o mejor dicho, el convencimiento, de que tu amor durará para siempre.
- El amor es casi el tema primordial en su poesía. Para mucha gente, el amor va acompañado de la juventud. ¿Le parece que con la edad se pierde la capacidad de enamorarse?
Seifert: íNo, en absoluto! íEstoy dispuesto a enamorarme ahora mismo!
- Y la gente joven de hoy, ¿cree usted que sabe vivir el sentimiento amoroso tanto como lo hacían los jóvenes en su época, posiblemente algo más propensa al romanticismo que la de ahora?
Seifert: El escritor checo Karel Toman describe cómo una vez entró al el café Slávie y vio unas 20 parejas cogidas de la mano; se alegró mucho al pensar que el amor siempre seguiría vivo. De todas maneras, tengo que admitir que me gustaron mucho los viejos tiempos y el amor en los viejos tiempos. A veces me pregunto cómo es que los hombres de hoy han perdido la timidez en el amor y el respeto caballeresco hacia la mujer. En el juego amoroso, éstas eran unas ceremonias encantadoras que enriquecían el amor y lo hacían durar más. Además, tengo la impresión de que ahora la mayoría de las mujeres también las desprecian.
- Usted se ha dedicado casi exclusivamente a la poesía a lo largo de este siglo. ¿Qué época de la vida considera idónea para un poeta?
Seifert: Lo más importante es ser joven. Entonces tienes entusiasmo, vitalidad, alegría. Lo demás son tonterías.
- Y la experiencia que llega con la edad, tanto la que le enseña la vida como la del oficio de poeta, ¿no le parece valiosa?
Seifert: ¿Qué te puede enseñar la vida? La inspiración la tienes o no la tienes, y si la tienes la llevas dentro. Te inspiran las cosas que te rodean. No necesitas ni largos viajes ni vivencias extraordinarias. ¿Y la experiencia poética? Si, en cuanto a la forma puedes aprender algo. Pero esto no puede nunca contrapesar la juventud, no. Es cuando eres joven cuando lo tienes todo.
- ¿Hay algo que le duela y que le gustaría cambiar?
Seifert: Hay varias cosas, pero más que nada me pesa la vejez. De joven uno no se da cuenta de lo que tiene. Ser joven es poseer toda la belleza del mundo. íEs terrible ser viejo! Esto es lo que me gustaría cambiar.
|