Claude Simon
Entrevista realizado por Carlos G. Santa Ceclilia, publicada no jornal El País em 06/05/l986
Los ojos habitualmente intensos y expresivos de Claude Simon están apagados esta mañana madrileña de otoño tardío. El escritor, nacido hace 73 años en Tananarive (Madagascar), no escribe desde hace seis meses, desde el día en que sonó el teléfono de su casa de Perpiñán, al sur de Francia, y le dieron la noticia de que había ganado el Premio Nobel de Literatura. Recorre el mundo desde entonces hablando de las letras de su país. Responde con paciencia y atisba un gesto de cansancio cuando oye citar al nouveau roman. Ayer habló en el Instituto, Francés de Madrid sobre la descripción en la obra de Proust, basándose en unos fragmentos de A la busca del tiempo perdido. "Cada vez que utilizamos una palabra, esta palabra nos induce a imágenes nuevas", opina el escritor.
Para el autor de La ruta de Flandes, ni la concesión del Premio Nobel en octubre de 1985, ni la ceremonia, ni las circustancias ambientales han tenido las concomitancias mágicas de otros Nobel hispánicos, y justifica su hiperactividad -va de conferencia en conferencia y de entrevista en entrevista desde entonces- con una sola frase: "No cambia nada, es una interrupción".Disiente cuando se le pregunta si va por el mundo promoviendo y defendiendo la literatura francesa y si es el nuevo baluarte del siempre activo Ministerio de Cultura francés: "Estoy contento y es un motivo de orgullo para mí ser un embajador de mi país; pero no me considero atado a la exportación de la cultura francesa. La cultura es internacional".
Claude Simon habló ayer en Madrid -repite mañana la charla en Barcelona- sobre la descripción en la obra de Marcel Proust a partir de la lectura de unas frases. Precisaniente el descripcionismo constituye una de: las clave de su arte.
Pregunta. ¿Qué importancia tiene la descripción en la evolución de la literatura?
Respuesta. La aparición de la descripción en la novela es lo que marca el fin de la novela tradicional. Aparece en Balzac y va tomando importancia paulatinamente. Con autores como Joyce y Proust, la descripción llega a expulsar a la. trarria, al argumento. La diferencia entre la muerte de Ana Karenina, en Tolstoi, y cualquier recreación de A la busca del tiempo perdido, de Proust, estriba en que, en el primer caso, cuenta la significación; en el segundo, no. La descripción no es algo, como se venía creyendo, estático, sino dinámico, que hace prosperar el trabajo, narrativo. Es lo que trato de mostrar -subraya mostrar, no demostrar- en mi conferencia tomarido unas frases de Proust. Cada vez que utilizamos una palabra, esta palabra. nos induce a imágenes nuevas. Hay que procurar seguir este camino, que es el que hace progresar y, avanzar el trabajo del novelista. No se trata de obligar a la lengua a decir algo, sino de seguir las propuestas que hace la propia lengua, seguir lo que ésta te va marcando.
P. El noveau roman, del que usted es buen representante, ¿cómo amplia la descripción en la narrativa?
R. La gran ruptura no ha sido el noveau roman, sino Proust y Joyce, con la diferencia de que Joyce aporta siempre algo esotérico, oculto; en Proust, el fenómeno de la ruptura es puramente literario Proust es el autor que ha conseguido un nivel más alto en cuanto a seguir la lengua por sí misma. Extrae de una imagen toda una serie de circustancias, como en un juego de espejos, a partir de la descripción más sencilla. Hace referencia a todo un microcosmos que le rodea.
P. ¿Hasta qué punto la descripción impone un narrador omnisciente?, ¿la novela descriptiva no es una novela de tesis?
R. Toda descripción es subjetivismo. Proust es tan subjetivista como Balzac. No hay diferencia de naturaleza, sino de grado. La ambición de Balzac era impartir una enseñanza para la sociedad en la que vivia. Proust, por su parte, trata imágenes y sensaciones y se aparta de la enseñanza para entrar en el mundo de la mera evocación, en el mundo de la imagen por sí misma. La omnisciencia desaparece con Proust para convertirse en una evocación personal. Los formalistas rusos fueron los primeros en concebir un tipo de niovela en la que desapareciera la narración para dar paso a la descripción pura. Una descripción que genera en sí mismo la acción.
P. ¿Qué similitudes y diferencias podría señalar entre la literatura del noveau roman y la de Proust?
R. Me resulta siempre difícil hablar en nombre del noveau roman. Me considero en la misma línea que Proust, los dos somos escritores que añadimos cosas. El primer borrador es muy sencillo. A través de un proceso (hay quien le llama bricolage) se va construyendo la novela. A través, por ejemplo, de la descripción del pescado en el plato -el fragmento, extraído de Las muchachas en flor, elegido por Simon para su conferencia- se crea todo un microcosmos que se va desarrollando paulatinamente. De la misma forma, yo construyo mis novelas. Se trata de una construcción en la que se valora mucho lo descriptivo.
P. ¿Dónde podríamos situar hoy a Proust?
R. Marcel Proust, en la realidad, no ha logrado recuperar su mundo perdido. Ha producido una obra literaria, algo que nunca puede compararse con lo que verdaderamente había perdido. No se trata de reproducir, sino de producir con un mundo nuevo, el de la obra literaria. Cada artista produce su propio mundo.
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