"Escribo porque, como he dicho en muchas entrevistas, de niño tuve muy mala salud, pasé gran parte de mi infancia leyendo. En un momento la ficción formaba parte de mi realidad más inmediata. Vivía yo en el pueblo de Potrero, Veracruz, en un ingenio azucarero, en tierra caliente. Leía novelas rusas donde, por ejemplo, la nieve, los trineos, todo me parecía tan real como los zopilotes que estaban en el jardín de la casa o en el árbol de pochota. En un momento pasé de forma pasiva de la literatura a la forma activa, casi sin darme cuenta. Como mucha gente empecé a escribir poesía, porque de alguna manera es la forma iniciática de un joven autor. Por fortuna nada de eso se publicó porque eran simplemente ejercicios donde trataba de salir una voz y dar testimonio de ciertos sentimientos o de cierta visión de su circunstancia. Escribo por una necesidad interior, porque yo creo que de otra manera ciertos mundos que llevo dentro, ciertos tics, me producirían un desequilibrio o perturbación si no los plasmara. Ya he encontrado la forma de que cuando tengo una serie de visiones o algo, necesito librarme de ello por medio de la palabra escrita. Y, ¿para quién escribo? Ahí es muy difícil también decirlo, porque he escrito casi toda mi obra en lugares en el extranjero; de manera que cuando estoy escribiendo no puedo decir que escribo para los rusos. Ahora bien, cuando escribo siempre tengo en mente a algunas personas como lectores potenciales y críticos de mi novela. A veces, cuando veo un defecto lo quito y digo, “esto”, por ejemplo, a mi amigo Carlos Monsiváis le podrá parecer una ridiculez. O tal cosa le podrá parecer bien a mi amiga fulana de tal.
Fonte: Esta entrevista se llevó a cabo el 16 de junio de 1990 en la Plaza de la Conchita, Coyoacán, México, por Salas-Elorza